The Last Laugh

1924 :  Der letzte Mann

The Last Laugh / El último

Cartel de: El último (Murnau)
Dirección : F.W. Murnau.
Producción: Erich Pommer.
País: Alemania.
Guión: Carl Mayer.
Reparto:Emil Jannings, Maly Delschaft, Max Hiller.
Fotografía : Karl Freund.
Música: Giuseppe Becce (partitura original para proyecciones)
Duración: 90 minutos.
Distribuidora: Universum Film AG (UFA)
Productora: UFA

Como hemos revisado en varias ocasiones, aquí en HistoriadelCine.com.es, Friedrich Wilhelm Murnau (1888–1931) fue uno de los grandes innovadores del Cine mudo alemán. Estudió historia del arte y literatura antes de entrar en el mundo del cine tras la I Guerra Mundial. Su obra se caracteriza por una cuidada estética visual y una gran expresividad, destacando en el cine expresionista con obras como Nosferatu (1922) y esta misma película que hoy nos ocupa, Der letzte Mann.

Fue pionero en el uso de la cámara móvil y las técnicas psicológicas en la puesta en escena. En 1926 emigró a Hollywood, donde dirigió Amanecer (Sunrise), considerada una de las obras maestras del Cine universal. Murió prematuramente en un accidente de coche en 1931, poco antes del estreno de su última película.

Sobre el Expresionismo Alemán

Como ya hemos tratado en otros artículos, el expresionismo alemán fue un movimiento artístico que encontró una fuerte expresión en el cine durante los años 20. Utilizaba decorados distorsionados, contrastes marcados de luces y sombras, y una estética que expresaba estados mentales y emocionales más que realismo visual.

Murnau, aunque vinculado al movimiento, fue una figura de transición hacia un estilo más fluido y psicológico. En Der letzte Mann, el expresionismo se manifiesta más en el lenguaje visual y subjetivo que en la escenografía teatralizada.

Der letzte Mann

Cartel en blanco y negro de la película

Der letzte Mann, conocida en España como El último, en Argentina como La última carcajada o en Chile como El último hombre, se estrenó un 23 de diciembre de 1924 en Berlín. Fue un éxito de la crítica y el público en Alemania y Europa, y se consolidó como una de las obras más avanzadas del cine mudo por su lenguaje visual innovador. En Estados Unidos también fue bien recibida por la crítica especializada, aunque con menos entusiasmo popular. Una de las características más relevantes en su época se refieren al uso revolucionario de la cámara móvil y la expresividad del actor principal, Emil Jannings, quien años después ganaría el primer Oscar al Mejor Actor.

El film fue considerado una obra maestra técnica y narrativa por su capacidad para contar una historia sin apenas intertítulos. Algunos críticos alemanes consideraron el final feliz impuesto como un punto débil, pero aceptaron la ironía con la que fue presentado.

Argumento

Un anciano (Emil Jannings) portero de un lujoso hotel, orgulloso de su trabajo y de su uniforme, y del respeto que este le confiere, es degradado a encargado de los lavabos por su avanzada edad. Esta pérdida de estatus lo sume en la humillación y el desprecio de su entorno. Al intentar ocultar su nueva función a familiares, amigos y vecinos, cae en un abismo emocional y psicológico.

Fotograma con un orgulloso Portero atusándose su blanco bigote

El final del film, añadido por imposición del estudio, ofrece un giro irónico en el que el personaje es recompensado inesperadamente. Es muy famosa esta cita en el único intertítulo de la cinta:

«Aquí debería terminar realmente nuestra historia, pues en la vida real, el anciano desamparado tendría poco que esperar excepto la muerte. Sin embargo, el autor se apiadó de él y le proporcionó un epílogo bastante improbable.»

Técnica cinematográfica

Lo primero que nos llama la atención es la ausencia de intertítulos. La película elimina casi todos los intertítulos escritos, contando la historia a través de la imagen pura: movimientos de cámara, encuadres, iluminación.

Otro fotograma de la película en el baño

También sorprende el “Kameramann” en libertad. El operador de cámara Karl Freund fue clave en el uso de la "cámara subjetiva", que se desplaza libremente para expresar el punto de vista y el estado emocional del protagonista. Además, Murnau recurre a elementos simbólicos (simbolismo visual), como puertas giratorias, puertas que se abren y se cierran, lluvia, espejos y luces que acentúan el aislamiento o la decadencia del personaje.

Ejemplo de puerta giratoria entre luces y sombras:

Se muestra al portero en el umbral de una gran puerta giratoria que no para de girar

Ejemplo de puerta que se abre y se cierra tras el protagonista:

Fotograma que muestra al decadente portero tras una puerta de doble hoja que se abre y se cierra

El montaje es fluido y goza de innovadores efectos como superposiciones, cámaras atadas a bicicletas o grúas para simular ebriedad o desesperación.

Fotograma que muestra una maleta "voladora"

Legado e influencia

Der letzte Mann, revolucionó el lenguaje cinematográfico al demostrar que se podía contar una historia sin necesidad de diálogos ni textos. Fue clave en el paso del cine teatral al cine puramente visual, que influiría a generaciones enteras, desde Orson Welles hasta Hitchcock.

The Last Laugh, es uno de los primeros films en tratar el derrumbe del individuo moderno y su identidad frente a la sociedad capitalista.

También supuso uno de los grandes logros de la UFA, símbolo del esplendor y la sofisticación del cine europeo anterior al nazismo. Recordaremos que la UFA (Universum Film AG), fue el estudio cinematográfico más importante de Alemania durante el periodo de esplendor de la República de Weimar y durante la II Guerra Mundial. Además de Murnau, en los estudios de UFA trabajaron directores ilustres como Fritz LangArnold Franck, Johannes Guter, Robert Wiene, Arthur RobisonMax Ophüls.

Logo original de Ufa. Texto en un rombo con bordes rojos, fondo azul y texto en blanco

Por último, decir que el giro final, impuesto por productores, suele considerarse irónico y fue incluso justificado por un cartel que dice:

“En la vida real no ocurren estas cosas... salvo muy raras veces.”

Sobre la música

El compositor original seleccionado para acompañamiento de las proyecciones fue Giuseppe Becce (1877-1973), un músico italiano que desarrolló una extensa carrera en Alemania como compositor para el Cine mudo. Además, fue autor de manuales musicales y composición de partituras para la musicalización del Cine mudo. Participó en numerosas películas como Destiny (1921, Fritz Lang), Sodom and Gomorrah (1922, Michael Curtiz), Secrets of a Soul (1926, Georg Wilhelm Pabst), Tartüff (1926, Friedrich Wilhelm Murnau), Das Cabinet des Dr. Caligari (1920, Robert Wiene), The Woman One Longs For (1929, Curtis Bernhardt), Tiefland (1954, Leni Riefenstahl), Ekstase (1933, Gustav Machatý) o The Eternal Dream (1934, Arnold Fanck).

Becce escribió una partitura de acompañamiento para orquesta que se interpretaba en las proyecciones, como era habitual en el cine mudo de la época. No existe una banda sonora definitiva ni única para la película, pero su partitura inicial fue una de las más interpretadas en las proyecciones originales. Sus partituras enriquecían la proyección con el empleo de un lenguaje expresivo y emocional.

Algunas versiones restauradas han incluido nuevas composiciones, como la de Bernd Schultheis (2011), adaptada a la reconstrucción de la Fundación Murnau.

A continuación, os dejamos con una versión restaurada y con ambientación musical de The Last Laugh.

Ver película:

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